domingo, 3 de octubre de 2021

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA


El "Marrón" tuvo el mejor primer tiempo en muchos partidos, ganaba 4 a 1, goleaba y gustaba, pero con uno menos Victoriano se lo empató 4 a 4 y hasta pudo ganarlo.

El partido se puede partir en dos: primer y segundo tiempo.
Van a decir, este cronista toma alcohol antes de hacer la crónica, pero déjenme explicar.
Un primer tiempo con dominio absoluto del Marrón, goleando a piacere, metiendo todo lo que no entró en todo el campeonato, mereciendo algún gol más, con un hombre de más casi al final del período.
El segundo tiempo, fue todo de Victoriano, que avasalló a su rival, lo encerró en su área y mereció largamente el empate, y si no fuera por el penal que Grieger le ataja brillantemente a Águila, estaríamos hablando de una remontada histórica (que efectivamente lo fue).
Como se pudo dar esto? es parte de la ciclotimia del equipo de Las Malvinas.

En el primer tiempo parecíamos el Baercelona de Guardiola. Desborde, toque rápido, descarga y EFECTIVIDAD. Cuánto hace que un equipo de Atlas metió cuatro goles en el primer tiempo? yo en unos cuantos años no lo recuerdo.
Apenas empezado el encuetro, a los 9, la pelota que se le escapa a Véliz en un centro, y "Santi" Correa, que siempre está ahí, pone el 1 a 0.

El local se despertaba rápido, y a los 15 Romay (y de palomita, para variar) aprovecha un cetro pasado, y en el área chica ponía el 1 a 1. Linda tarde y un buen partido.
A los 25, golpeaba de nuevo. Lo merecía, en realidad.
Jugada de pizarrón, la baja Cuenca y "Nico" Pérez, con un sablazo, vence el arco local y pone el 2 a 1.

La función no terminaba. Lejos, Atlas se floreaba en el "Saturnino Moure", gustaba y goleaba. A los 33,  Córner ejecutado por Valenzuela, cabezazo, Mati Cuenca mete el centro y allí estaba Gonzalo Gamarra para empujarla con suavidad. 3 a 1.


Casi sin solución de continuidad, como dirían los viejos relatores, a los 36, una mala salida del equipo local, Cuenca que recibe en la mísima línea, amaga a la izquierda y le pega de zurda junto al palo de un atribulado Véliz que veía como todo lo que iba al arco entraba. 4 a 1 y era fiesta para el visitante.

Para colmo, a los 38, una fea patada de atrás de Pedreira cuando se iba en posición de gol, no le dejó opción a Molina que expulsarlo. Uno menos en Victoriano.
Toda esta ráfaga, contada así es simple, pero acompañada con buen fútbol, efectividad y buen juego. Antes del cuarto gol, y la mala salida del local conté once toques de Atlas, todos bien jugados y con criterio. Entonces?

En segundo tiempo fue la otra cara de la moneda. Se tiró atrás al principio, pero luego fue para adelante como buscando poner "nocaut" a su oponente. Así, el local encontró espacios, amor propio y un rápido descuento a través de "Santi" Correa, que la metió dos veces en el mismo arco: una a favor y otra en contra. Un córner, Santi que no puede evitar que la pelota le rebote, 2-4 y a sufrir.
Victoriano olió sangre y allí fue. Atlas ya no controlaba el medio, solo se acercaba con jugadas aisladas que no podía concretar. A los 27, una jugada de ataque que Atlas no puede concretar, la contra de Victoriano, un centro corto que Correa no despeja y literalmente, Eladio Ramos se tropieza con la pelota casi en la línea y pone el 3-4.
Ninguno de los presentes en el estadio dábamos crédito a lo que veíamos. Poco quedaba del juego vistoso del primer tiempo. Igualmente, el Marrón dispuso de tres situaciones clárisimas de gol para definir el cotrejo, que, llámese impericia de los jugadores, tarro y no sé qué, la pelota no ingresó jamás en el arco de Véliz.


Todo parecía redondearse cuando un penal infantil de Montiel a Fernández, a los 34, ponía cara a cara a Grieger frente a Águila. Lo que no contaba el delantero es que "Ricky" adivinaría la punta, volaría como tal y despejaría el penal, no sin susto tras el rebote.
Atlas seguía marrando la puntada final... le perdonaba la vida a un Victoriano que todavía tenía resto.

Cuando el partido se moría, y ya paladeábamos las tres unidades conseguidas con muchísimo esfuerzo, bochazo al área, Montiel que pierde en el salto, una desinteligencia entre Grieger y Correa, y Milton Castagna se lleva la pelota para empujarla con el arco vacío. 4 a 4 y la incredulidad tomaba forma en los pagos de "Sandro de América". Para los locales, el éxtasis por llegar a un empate impensado. Para el visitante, la amargura de paladear los tres puntos y perderlos por errores propios, y algunos aciertos ajenos, que no hicieron más que aprovechar nuestros propios desajustes, obviamente con alto grado de efectividad.

La próxima fecha el "Marrón" queda libre, pero enseguida el 12 de octubre recibimos a Midland en el "Puga". Quizá, con lo visto hoy en el primer período, tengamos esperanzas de levantar vuelo de una buena vez.

NORBERTO "BETO" BOCCHIA


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